―Jeremy, ¿a dónde me llevas?―preguntó curiosa Candace.
El rubio soltó una pequeña risa y sólo dijo: ―Sé paciente… Te va a gustar, Candace.
―Si tú lo dices…
Ambos caminaron tomados de la mano en un silencio cómodo, sin querer romperlo porque no veían necesario el hecho de hablar.
Candace pensaba en todas las posibles opciones de lugares a los que Jeremy planeaba llevarla; podía ser un restaurante o dar un agradable paseo, y, sinceramente, ambas ideas le encantaban, porque si bien a ella le gustaba ir a buenos lugares, Candace sabía apreciar la b